martes, 29 de enero de 2008

Desde las entrañas

Hay canciones que te desgarran el alma. Que te dejan sin aliento, y temes recuperarlo por si la melodía se desvanece; y de pronto, esa realidad de fantasía perece, y se convierte simplemente en realidad.

Que terrible es darse cuenta que la vida se escapa en cada gesto, en cada vocablo, en cada sonrisa que no mostraste. Tengo miedo de mirarme al espejo y descubrir otra persona, igual a mi; con el mismo pelo revuelto, los mismos ojos azules caídos, las pecas desdibujadas, las manos pequeñas. Tengo miedo a mirarme y descubrir que no soy yo, que he dejado de ser yo misma de un día para otro.
Que ya no soy persona, que soy arena.

Alguien dijo una vez que las promesas no valen nada. ¡Cuán triste es que se equivoquen los poetas! Para ti una promesa no es nada, y para otra es el mundo entero. Para mi, es la mitad de mi mundo, la otra mitad se alimenta de cuentos; de cuentos siempre narrados por el mismo bohemio, por el mismo genio.

Curioso el existir del ser que a veces vive sólo de ilusiones, y que le asusta la mortícia realidad que a todos, un día u otro, nos encuentra. A la mayoría esclaviza y a solo unos pocos abre los ojos con su putridez.

Acuérdate de alimentar tu reloj con semillas, para no olvidarte de respirar jamás. Algunas de ellas se convierten en fervientes rosas, que solo se marchitan si te olvidas de mirarlas.

1 Comment:

Addictive Epicurean said...

Dada lo decía. Las rosas se marchitan. Las rosas de desfloran.

La existencia del ser que vive de mentiras siempre es dura. Una elección consciente que trae sus consecuencias. Mi problema es la materialización. Siempre la materialización. Cuando uno de mis sueños se aparece ante mis ojos en la misma realidad salgo huyendo y me niego siquiera a mirarlo. Las mentiras son eternas, porque al no existir no pueden dejar de hacerlo. Pero lo que existe, no tarda en desvanecerse. Soy una de esas personas que no soporta las pérdidas... Y cuanto más débil estoy, peor las dijiero.

Sin embargo, rendirse no es una opción en esta vida. Hace mucho tiempo que cada uno escogió su camino y una vez decidido ya no podemos quejarnos. Sólo seguir adelante... Trágico. Cierto. Pero al menos la vida trágica tiene su encanto.