martes, 19 de febrero de 2008

Klêidouchos


Los secretos arden.
En un laberinto de escamas.
No me dejes entrar.
No me dejes salir.
No me intentes tocar.
No aquí.

Invierno. Sí.
Aquí, a mi lado. Sin tí.
Con los bendajes helados.
Mis lágrimas de hielo
No las quiero, son tuyas.
Te las devuelvo. Sin crofres.

No quiero que se deshagan.
¡Arráncalas!
Que dejen cicatriz, un eterno sufrir.
Yo soy mi cicatriz.
Tú la señal que duele, que se marcha.
Eso me basta.

Las horas nacaradas
No corren.
No puedo escaparme.
No contigo, tormento.
Mi realidad instrasnsferible, herida
La invades. Se rompe y no hay cuento.

Mi vida arañada por tí, por mí
¡Devuélvemela!
Ya no me da miedo mirarme en la luna,
paseante nocturna.
Todos los deseos poseen ojos.
No los tuyos.

Mira otro lago si quieres,
yo me sumergiré en las profundidades.
Por tí, pereceré.
Libre.
Eterna jamás. No.
No así. Sin alma aquí.

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